Esta no es solo la historia de un empleado. Es la historia de cómo las personas dan forma a una empresa y, a su vez, cómo la empresa les da forma a ellas.
Cuando lanzamos nuestra nueva identidad de marca, hablamos de aprovechar nuestra historia para avanzar con valentía hacia el futuro, centrándonos en lo que mejor sabemos hacer: proporcionar tecnologías integradas y conectadas que sirvan a los operadores de máquinas expendedoras y cafeterías con fiabilidad y visión de futuro. Pero ninguna estrategia o diseño puede captar esa evolución como lo hacen las personas que han estado aquí durante todo el viaje.
Esta es la historia de Alberto Malaguti, director de diseño electrónico que lleva más de 40 años en Coges. Su experiencia refleja nuestra transformación: desde los aceptadores de monedas mecánicos hasta los ecosistemas digitales. Y a lo largo de todo ello, los valores que definen a Coges —curiosidad, colaboración y coherencia— siguen siendo el núcleo de la empresa.
«Todavía recuerdo mi primer día».
Alberto se incorporó a Coges en 1984.
«Me mostraron un lector de billetes y un aceptador mecánico de monedas», recuerda. «Dada su complejidad y mi inexperiencia, debo admitir que estaba un poco preocupado».
Esa vacilación inicial no duró mucho. La curiosidad se impuso y con ella llegaron años de aprendizaje práctico, experimentación y contribución. Un proyecto en particular dejó huella en la carrera de Alberto: un reconocedor de aleaciones muy compacto que superó los límites tanto de la electrónica como del diseño mecánico.
«El producto nunca se industrializó», afirma, «pero me ayudó a crecer en el campo del reconocimiento de monedas. Años más tarde, lo rediseñamos por completo, lo que dio como resultado el validador de monedas EUR-10, un producto de alto rendimiento que nos proporcionó una gran satisfacción».

Es un claro ejemplo de cómo Coges siempre ha valorado el largo plazo: invertir en aprendizaje ahora y el impacto vendrá después.
«¿El espíritu de Coges? La colaboración».
Cuatro décadas después, lo que más destaca para Alberto es el espíritu de trabajo en equipo.
«La colaboración está presente en todas partes aquí. Independientemente de la antigüedad, se escuchan las ideas de todos».
Incluso en los primeros tiempos, cuando la I+D se basaba más en la intuición que en los datos y los prototipos se perfeccionaban mediante ensayo y error sobre el terreno, el equipo trabajaba en estrecha colaboración, probando, aprendiendo y mejorando. «Mostrábamos las ideas a los clientes incluso cuando aún no estaban terminadas», afirma. «Ese intercambio ayudó a crear productos mejores».
Hoy en día, el desarrollo está más estructurado. Se basa en estudios de mercado y procesos de diseño ajustados. Pero para Alberto, la esencia no ha cambiado: mentes abiertas, objetivos compartidos y respeto por todas las opiniones.
«El cambio de marca me parece acertado».
Al ver la evolución de Coges a lo largo del tiempo, Alberto considera que el reciente cambio de marca no es una ruptura con el pasado, sino un paso natural.
«El camino que hemos recorrido ha sido largo», afirma. «La renovación me parece adecuada. La nueva marca me transmite una imagen de modernidad y esencialidad».
Viniendo de alguien que ha visto crecer a Coges desde un pequeño equipo técnico hasta convertirse en un proveedor de sistemas inteligentes y conectados, eso es más que una aprobación. Es el reconocimiento de que el cambio, cuando se basa en un propósito, es un signo de fortaleza.
«Cuestiona siempre tus suposiciones».
Entre las muchas lecciones aprendidas, esta destaca para Alberto: nunca dé las cosas por sentadas.
«La historia a menudo se repite, pero nunca exactamente. Lo que funcionó ayer puede que no funcione mañana. Tenemos que seguir cuestionando, seguir adaptándonos».
Este enfoque, de humildad, curiosidad y resiliencia, es lo que mantiene a Coges relevante. También es lo que da a personas como Alberto el espacio para crecer y contribuir a largo plazo.
Un viaje compartido por muchos
La historia de Alberto no es solo suya. Es la historia de Coges: cómo empezamos, cómo cambiamos y qué sigue siendo importante.
Al celebrar sus 40 años de dedicación, también reconocemos a todas las personas que han dado forma a esta empresa a lo largo del tiempo. Personas como Alberto nos recuerdan que, aunque la tecnología evoluciona, nuestra base se sustenta en la confianza, el cuidado y el trabajo silencioso de aquellos que creen en lo que estamos construyendo, juntos.